Tupungato
bien arriba.
Las
primeras veces que visité Tupungato era toda una aventura,
veníamos a buscar muestras de uva para Weinert
con Leandro Vera, el hijo del gerente de la bodega,
y nos perdíamos siempre buscando los viñedos
benditos, entonces era un descubrimiento cons-
tante,
lo que más sorprendía eran los apellidos de los propietarios
de las fincas, Tomba, Reina, Manzano, en
fin, grosen apelliden, además eran fincas maduras y
con viñas de alta calidad, esta gente vió potencial en
el Valle de Uco hace mucho tiempo.
Recuerdo
los Cabernet Sauvignon, el Chardonnay, el Merlot, todas ellas poseían
características muy diferentes de las que se dan en Luján de Cuyo o
Maipú, sobre todo era una cuestión de bravura, eran vides sujetas a
una climática extrema, viñedos nevados la mayor parte del invierno
(Tupungato se encuentra a 1100 mt de altitud), la amplitud térmica
es bestial, casi como las que ocurren en las alturas de Cafayate,
Salta, eso genera que las uvas con tal de proteger la semilla
produzcan pieles más gruesas, multiplicando la cantidad de elementos
tánicos y aromáticos, dando robustez y complejidad aromática,
además los suelos son también muy especiales, podríamos decir que
las vides salen literalmente de las piedras, eso otorga una acidez
muy especial, fresca pero firme, con suaves toques saladitos, les
puedo asegurar que los vinos de las zonas altas del Valle de Uco son
inolvidables, es otra dimensión, más pacífica creo.
Y
es que la paz que rodea esta región es única, último bastión de
influencias de la cultura incaíca, del Valle para el Sur se venían
los Pehuenches Bravos, en Tupungato se instalaron los Jesuitas, y a
pesar de la gran aislación que sufrían y de los climas extremos que
comentaba, la región se convirtió en una excelente productora de
Nogales y Papa, luego vendría la vid y por fin, cuando llegó el FC
a principios de 1900, las bodegas comenzaron a surgir. Hoy Tupungato
es una de las zonas más pujantes en la instalación de viñas y
bodegas, cada vez se van más arriba, y uno sabe que no es tanto por
el clima que buscan esas alturas, sino más bien por el agua.
En
poco tiempo vamos a comezar a oir de viñedos en Mendoza a más de
2000 mts snm, algo impensable hace apenas un par de décadas, el
cambio climático se siente y Tupungato está encargada de producir
los vinos del futuro, no por nada encontramos a Catena, Freixenet,
Codorniú, Rutini y unos cuantos más instalando viñedos y buscando
más tierra, la región fué, es y será una las zonas mas
prometedoras para la vid de Mendoza y el mundo. En esta edición
conoceremos tres dignos exponentes tupungatinos.
1ra
Parada: Sophenia
Si
hay un enólogo que me alucina por como trata la fruta a la hora de
vinificar es Matías Michelini, y si hay una variedad de uva que me
gusta por lo afrutado que son los vinos es la Chardonnay, agregale
los 1200 mts de altura, una estadía en barrica justa y necesaria y
obtenemos uno de los blancos más ricos de la Argentina. Sophenia es
una bodega relativamente nueva. Uno de los propiearios, Roberto
Luka, fué gerente en Finca Flichman, cuando esta bodega compró
fincas en Tupungato, eso fué a mediados de los 90, él compró
particularmente unas tierras enfrente, instalaron un viñedo y años
después se construyó la bodega, esto es importante, ya que la viña
necesita de casi 10 años para instalarse en la tierra y dar fruta de
calidad para conseguir buenos vinos. En muchos casos observamos que
la viña y la bodega se instalan simultáneamente y se pretende hacer
vinos de alta calidad con viñas demasiado jóvenes. Los resultados
son estrambóticos. Malbecs que todavia no tienen sabor a Malbec,
crianzas en barricas que no dejan más que gusto a madera, en fin, la
ansiedad no es buena consejera en esta industria, como en muchas
otras cosas también. Y Matías es muy especial, miren esto, el
cosecha la uva, por ejemplo en Marzo, obtiene el mosto, ese jugo de
uva tan preciado y lo deja en un tanque casi congelado, y sigue
cosechando, y sigue enfriando, cuando termina de cosechar toda la
viña, comienza a fermentar cada uno de los tanques en el momento
apropiado que el piense, genial. Durante ese lapso de tiempo que
puede llegar a varias semanas en una situación crio-estacionaria, el
mosto se transforma en una especie de crema frutal que dará, luego
de la fermentación, un vino exquisito, con aromas profundos e
intensos. El Chardonnay criado en Barrica de Roble que van a degustar
es uno de los exponentes más francos de ésta variedad no sólo del
Alto Valle de Uco, me atrevería a decir de la Argentina, un vino
complejamente aromático, fresco y cremoso en boca, con una
estructura casi minimalista pero que se me antoja muy duradera, un
Chardonnay memorable que, aunque me digan que hace frío para ese
tipo de vinos, les aconsejo que no lo enfríen demasiado, o que lo
saquen de la heladera una media hora antes, digamos que en los 14°C
es una delicia. Gastronómicamente es versátil, pescados casi todos,
salvo un Atún grillado va bien con cualquier anfibio, mariscos es lo
ideal, con unos Langostinos al ajillo es divino, obvio que el Sushi
es su salsa pero se me ocurren unas ancas de Rana con crema a la
mostaza, quesos de cabra frescos tipo Crottin, un placer, aves light,
perfecto.
2da
Parada: Andeluna Cellars
Es
fácil imaginar el tipo de proyecto que puede crear a la hora de
instalar una bodega el former owner de Pepsico y creador de las papas
Lay´s, Mr. Ward Lay, uno de los primeros grandes “enamorados” de
la patagonia junto con Ted Turner. Está todo calculado señoras y
señores, nada más. Los viñedos son un jardín, las instalaciones
Hi Tech, los espacios para Turismo y Gastronomía perfectos, la
arquitectura acorde, los Recursos Humanos de 1ra, el timing OK, los
Mercados globales, en fin, el resultado obvio de un gran estudio y
análisis de mercado previo, y encima los vinos son muy buenos,
listo.
Vecina
de Sophenia, aunque un poco mas jóven, los viñedos son mucho más
antiguos que los de la anterior, ya que eran parte de las antiguas
fincas de la Familia Reina, una parte de los ilustres Reina-Rutini de
Maipú, esos viñedos ya eran algo especial en mis primeros viajes a
la región, y el enólogo Silvio Alberto es un profesional muy serio
y respetuoso de lo que ofrece la viña y la tierra, así que podemos
estar tranquilos por un par de años, ya que ha pasado a ocupar el
puesto de gerente en la recién inaugurada Diamandes, parece que
vamos a poder volver allí. Como les decía, Silvio es un considerado
con el terroir, no es invasivo, así que gracias a ello podemos
disfrutar de una franqueza absoluta en los orígenes de los vinos. No
los quiero definir como vino de Terroir, una denominación que se
está manoseando demasiado en estos tiempos, pero la bravura que les
comentaba al principio se manifiesta muy bien en los vinos de la
línea reserva, el Merlot es el típico exponente de estos lugares,
pero de alguna manera amansado por la crianza en barrica y algún
tiempo en botella, entonces se puede observar sin agresiones esos
aromas de frutas salvajes con toques de finas hierbas jugando con los
tostaditos de la madera y unos rastros minerales en boca que incluso
generan un toque de dulzor en la segunda probada, eso si, se agarra a
la boca, persistencia importante, esto me dice que son vinos para
tomar de manera pausada, no es el típico vino de asado que tomamos
como si tuviese soda, comidas de aromas finos e intensas, unas ricas
perdices rellenas con sus salsas de hierbas varias, ese tipo de
volatería combina muy bien, para las costillas de chanchito es un
espectáculo, un Chucrut ahí por favor!! En fin, un Merlot con todas
las letras, que a pesar de venir de una de las regiones más extremas
de Mendoza se hace respetar de tanta amabilidad. En toda la línea
reserva se observan esas particularidades, lo único que espero es
que los sucesores de Silvio sigan con esta “filosofía” de
producto y sigamos disfrutando por mucho tiempo de los vinos de esta
bodega.
3ra
Parada: Altus
Bueno,
nos fuimos para arriba, Altus se encuentra a 1150 metros de altura,
los viñedos incluso más altos, y ya que seguimos subiendo nos vamos
a ir con las gamas más altas, tal como les decía, a más altura más
bravura y si no le damos tiempo y madera los vinos se vuelven como la
tierra donde están implantadas las viñas, aquí las viñas estan
plantadas literalmente en las piedras, y los vinos jóvenes se tornan
medio “duritos” en boca, eso si, los blancos son algo muy
especial, en toda esta zona tenemos Sauvignon Blanc y Chardonnay que
quitan el hipo, pero ya los probaremos cuando se acerquen los
veranillos. Altus está instalada en una de la más antiguas bodegas
de Tupungato, como las que comentaba en ediciones pasadas, tanques de
mampostería con la pátina del tiempo impresa en sus paredes, aunque
fué totalmente reciclada y puesta a nuevo a fines de los 90, equipos
de molienda y bombas, tanques de acero, equipo de frío, vamos, que
le pusieron todos los chiches. Al principio les costó amansar esa
uva brava y tardaron unos cuantos años en aprovechar a pleno los
frutos que producían los viñedos maduros que posee la bodega, y
siempre los tuve como una 2da opción, ahora bien, cambiaron, y
cambié la opinión cuando comenzaron a presentar las nuevas lineas
de vinos que con más crianza y paciencia estuvieron elaborando, los
resultados son óptimos, una gran intensidad sin caer en agresiones,
aromas muy complejos debido a las crianzas en madera más duraderas,
el Gualtallary Blend pasa casi 24 meses en barricas, y el corte de
Malbec y Cabernet Sauvignon está muy bien logrado, fundidos y sin
peleas, es muy agradable mantenerlo en boca, no es un vino pesado, es
gordo pero no presenta signos de sobremaduración ni de alcoholes
cáusticos, creo que es un excelente vino para estibar y esperar por
lo menos 5-7 años, aunque no tengo por que esperar, hoy se puede
tomar y las sensaciones son excelentes. No se me lo vayan a tomar
comiendo un pancho, es lo único que pido, cuando se habla de vinos
de U$D 50 o más la idoneidad a la hora de abrirlo es muy relativa,
hay veces que uno está con amigos y tiene ganas de tomarlo,
perfecto, ahora si, traten de tener algunos frutos secos, o unas
frutas desecadas que es ¾ de lo mismo, lo que si me gustaría es que
observen los cambios aromáticos que da el vino a través del tiempo,
y lo mejor sería en copón grande, lo sirven, lo agitan con
movimiento somelieril, lo dejan reposar un minuto, después de ese
minuto acercan el apéndice nasal al borde de la copa e inspiran de
manera larga y suave, encontraran una galería de aromas muy
diferentes de una sola olisqueada, pruébenlo, ya me dirán.
Featuring
A
Callejón
del Crimen Petit Verdot 2008, Finca La Luz, Villa Seca, Tunuyán,
Valle de Uco, Mendoza.
Recuerdo
cuando presentamos el Sangiovese de Finca La Luz, y hasta el día de
hoy se que quedé en deuda para que puedan comprender por qué esta
bodega me gusta, aquel vino era para que puedan probar un poco de la
historia del Valle de Uco, recuerdo también que les comenté acerca
de la linea Callejón y sus orígenes, este mes quiero que disfruten
uno de los vinos más completos de la bodega. La Petit Verdot es una
variedad originaria de Bordeaux, se la denomina de ciclo corto, ya
que al ser el fruto bastante pequeño madura más rápido que sus
compañeras omnipresentes la Cabernet Sauvignon y la Merlot, su
importancia estriba en que se hace muy difícil que no madure,
entonces es como la variedad de backup para alcanzar grados de
alcohol interesantes, recuerden que el clima de esta región es tan
mañoso que es difícil encontrar los grados de alcohol a los que
estamos acostumbrados en la Argentina y es así como gracias a
nuestro clima, una variedad “oscura” y de 2da linea en Francia,
llega a desarrollar vinos de sensaciones excelentes, intensos,
agradables y complejos, yo creo que esta variedad algun día nos dará
tantas alegrías como la Malbec. La crianza se da en “pipones” de
roble del Este de Europa, ellos tienen capacidades mayores que las
barricas por lo tanto la cesión de sabores por parte de la madera es
más sutil y amable, hay pocas bodegas con viñedos propios de Petit
Verdot, Finca La Anita y Luigi Bosca fueron pioneras, espero que
disfruten de este espécimen de una variedad poco conocida pero muy
sabrosa, verán un color muy profundo y brillante, aromas vinosos, ni
mucha fruta ni tanta madera, el paso del tiempo lo lleva a aromas más
oscuros, a paisajes mas boscosos, muy rico vino para recordar a
través de los olores, en boca es de una intensidad mediana, con una
frescura franca y persistente, el alcohol acompaña sin calentar
demasiado la boca, y los taninos son suaves, ni amargos ni ásperos,
persistencia agradable y te dan ganas de más. Se me ocurren
infinidad de pastas y salsas para que acompañe, desde simples
spaguetti con salsas cremosas y “heavys” como una Carbonara, o
unas potentes lasagnas invernales, o delicadas pastas rellenas con
salsas sutiles de mantequillas y hierbas varias, o simplemente unos
bocados de queso grana bañados en aceite de oliva y romero,
realmente un vino versátil, bienvenido en cualquier momento y
situación, espero poder haber saldado la cuenta de La Luz cone este
ejemplar, no sea cosa que nos quedemos a oscuras, cualquier cosa me
comentan.
Featauring
B
Antucurá
Blend Selection, Bodega Antucurá, Vista Flores, Tunuyán, Valle de
Uco, Mendoza.
Recuerdan
el Barrandica Blend? Un muy rico vino de una jóven bodega “garage”,
bueno, éste término se está utilizando mucho, primero fué la
bodega “boutique”, definida como una mini bodega premium donde la
arquitectura y el diseño de interiores eran parte importante del
producto. Las bodegas garage son bodegas-taller, en donde lo
importante es el diseño del vino, un vino casi personal ya que los
cuidados por parte del enólogo son intensos y se dan desde la viña
hasta el corte final. Aquí el enólogo se convierte en un
visionario, ya que crea un producto en su mente, normalmente algo
“radical”, y trata de llevarlo a la realidad a traves de acciones
en el viñedo y en la bodega, es decir, las partidas son tan pequeñas
que podríamos decir que de verdad el enólogo ha conducido todo el
proceso y ha “construido” en detalle las sensaciones que otorga
al beberlo, éstas sensaciones me gusta definirlas como de “impacto”,
concentraciones importantes de color, aromas muy intensos, y bocas
voluminosas, es como que se te quedan pegados en el paladar por un
largo rato, y están ricos, el tema es el momento idoneo, más allá
de que si es un varietal o un blend como es este el caso, no son
vinos para el mano a mano, mínimo tres personas, máximo cinco,
fiambres bien potentes y quesos profundos, una rica botella de agua
mineral para cada uno y mucha parsimonia, pequeños sorbos con largas
estadías en boca, evaluación aromática constante, pan y agua a
discreción, y estoy seguro que ese momento jamás abandonará la
memoria sensitiva de cada uno de ustedes. En este caso en particular,
las pocas barricas francesas llenas de Merlot y Cabernet Sauvignon se
unieron en una proporción de 60-40, bien a lo Médoc, la pequeña
zona en Bordeaux fecundadora de vinos históricos, que son los vinos
que más le gustan a nuestro querido Michell Rolland, él es el
encargado de esta visión tan particular de los viñedos que poseen
los propietarios de este pequeño taller de vinos en el Valle de Uco,
debo reconocer que a pesar de andar dando vueltas al planeta
continuamente es una persona con una gran devoción por este hermoso
y fértil Valle, particularmente es uno de los vinos más lógicos
que le conozco elaborado en estas latitudes, y tal vez estemos frente
a un vino con un futuro mítico, y se convierta en un vino de
“culto”, con listas de espera a lo “Bulli”, precios
exorbitantes, y la palabra “Extraordinary” firmada por Mr. Robert
Parker pegada en los hombros de la botella, tal vez...
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