ALTA
MIRADA POR ALTAMIRA
El Paraje Altamira
se encuentra en el extremo Sur del Valle de Uco a unos 120 Km de
distancia de Mendoza Ciudad, forma parte del distrito de La Consulta,
del Municipio de San Carlos, el más sureño del Valle, esta zona de
aproximadamente 4 mil hectáreas fue desarrollada vitivinícolamente en los
años 40 a 60, gracias al ferrocarril que llegó hasta Eugenio
Bustos, un distrito vecino a unos 8 km al Este.
Eugenio
Bustos era el Comendador de todas estas tierras, unas miles y miles de hectáreas en la época del fin del siglo XIX, desarrollador nato,
hizo posible la llegada del tren y logró un impulso muy fuerte en la
zona, bodegas, sidreras, empacadoras, aserraderos, en fin, toda la
matriz productiva de la fruta se instaló en la zona.
Las
bodegas, en su mayoría, se formaban en Cooperativas, los viñateros
entregaban sus producciones a la gran bodega cercana a las vías y se comercializaba en
su conjunto, los vinos normalmente salían en tanques hacia Maipú,
en donde las grandes bodegas como Giol, Furlotti, Tomba, Arizu los
utilizaban para sus mezclas, luego salia la mezcla hacia Buenos
Aires, y allá, en la zona de Pacífico, se embotellaba y
endamajuanaba. Así que los argentinos hemos estado tomando vino de
Altamira desde hace más de 50 años.
La
zona de Altamira y El Cepillo, un poco más al Sur, se forman
geológicamente en el Cuaternario, con el Derrame de la cuenca del
Río Tunuyan a su salida de la Cordillera Frontal, dejando una gran
zona de Gravas y Arenas altamente porosas y drenantes, esta zona
tiene de más de 40 mil hectáreas, así que las divisiones políticas
y regulativas poco cuentan.
Ahora
bien, esas pocas hectáreas de la microzona Altamireña, debido a la
atención puesta por esos viñateros en sus viñas, está dando, en
algunas de ellas, una calidad de uva superlativa, el Malbec de
viñedos viejos, de más de 20 años, es de características
particulares, color profundo con mucho de azul, muy púrpuras, debido
a una piel gruesa y dura, que se desarrolla así por culpa de los
fríos nocturnos, está a una altura entre los 1050 y 1100 metros
s.n.m., así que también desarrolla aromas profundos, ciruelas rojas
y cerezas negras, claro, son los frutales que más se instalaban en
la zona; en boca son estructurados, esa piel deja mucho tanino en el
vino, hay hueso para roer, de todas maneras es la estructura
justa para los grados de alcohol que produce, 13,5 a 14 firme,
parejo todos los años, a veces más, gracias a una climática muy
estable (cambio climático aparte), eso si, se comen lindos piedrazos
de manera parejita en las granizadas de Noviembre a Febrero. También
encontramos Cabernet Sauvignon, en donde encontrar el famoso aroma a
Cassis es más fácil que romper una copa, y los Syrah de viña vieja
es un puñetazo al sentido común, demasiado rico. Los Semillón son muy particulares, el Tempranillo de viejo parral elegante y profundo, los nuevos viñedos de Cabernet Franc van a ser de calidad superlativa, en fin, de todo para todos.
Si
hablamos de viñedos nuevos, de entre 5 y 15 años, cambia todo, la
planta en esos años, todavía desarrolla, de manera preferente, su
sistema radicular, asi que lo que manda es la Tierra, esas arenas,
gravas y cantos rodados grandes como un fitito, hacen su influencia y
se la transmiten a la uva, de ahí se sacan vinos muy particulares,
con pH alto, alcalinos, casi filosos como la piedra viva de la que
provienen, esa vivacidad la encontramos en el color, no están esos
púrpuras profundos, son rojos profundos pero brillantes, aromas
florales y con toques herbáceos agradables, bocas fresca, la acidez
es alta pero amable, los taninos son de intensidad media, medio
rugosos, con cierto relieve, ricos, diferentes pero ricos, si a eso
le sumamos las “maneras” enológicas, en donde encontramos en la
mayoría de los casos el uso de “huevos de cemento”, levaduras
autóctonas, que dan toques medio salvajes a nivel alcohol, uso de
barricas de todo tipo, edad y sabor, encontramos especímenes que son
verdareras sorpresas. Todo un hervidero de ideas y fantasías.
Una de las cosas que más me gustan es la enorme atomización del viñedo, pequeños, medianos, y también algún que otro gran viñatero, se reparten las 4000 has de esta región, algunos con bodega propia en la misma región, otros con bodega en Luján o Maipú o el resto del Valle de Uco y muchos que proveen de uva a bodegas, tanto de la zona como del resto. Esta diversidad es un jardín de juegos para el paladar, todas las diferentes técnicas que se utilizan hoy en día en el mundo enológico más todos los conceptos personales se desarrollan hoy en día aquí, los vinos demuestran carácter y lo defienden, eso da un variopinto festival de etiquetas y sabores.
Lo cual demuestra que no se puede meter a todos ellos en una sola denominación, como si los vinos de Altamira fueran todos de un mismo Perfil Gustativo, eso es un error.
Que la región es única? Lo es. Que la diversidad de sabores es impresionante? También.
Incluso podrían entrar más productores, uno se da cuenta observando en Google Earth el enorme derrame de piedras al que me refería al principio, dentro de la microdiversidad de los suelos, en donde los manchones de caliche pueden influenciar planta a planta, ese tipo de suelo es común en una vasta zona, en donde hay viñedos y elaboradores de vino muy serios y que generan aún más diversidad. Veremos.
Altamira es una región que vale y valdrá aún más.
Salud!
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