viernes, 29 de abril de 2016

Archivo The Wine Tripper 2012

Tupungato bien arriba.
Las primeras veces que visité Tupungato era toda una aventura, veníamos a buscar muestras de uva para Weinert con Leandro Vera, el hijo del gerente de la bodega, y nos perdíamos siempre buscando los viñedos benditos, entonces era un descubrimiento cons-
tante, lo que más sorprendía eran los apellidos de los propietarios de las fincas, Tomba, Reina, Manzano, en fin, grosen apelliden, además eran fincas maduras y con viñas de alta calidad, esta gente vió potencial en el Valle de Uco hace mucho tiempo.
Recuerdo los Cabernet Sauvignon, el Chardonnay, el Merlot, todas ellas poseían características muy diferentes de las que se dan en Luján de Cuyo o Maipú, sobre todo era una cuestión de bravura, eran vides sujetas a una climática extrema, viñedos nevados la mayor parte del invierno (Tupungato se encuentra a 1100 mt de altitud), la amplitud térmica es bestial, casi como las que ocurren en las alturas de Cafayate, Salta, eso genera que las uvas con tal de proteger la semilla produzcan pieles más gruesas, multiplicando la cantidad de elementos tánicos y aromáticos, dando robustez y complejidad aromática, además los suelos son también muy especiales, podríamos decir que las vides salen literalmente de las piedras, eso otorga una acidez muy especial, fresca pero firme, con suaves toques saladitos, les puedo asegurar que los vinos de las zonas altas del Valle de Uco son inolvidables, es otra dimensión, más pacífica creo.
Y es que la paz que rodea esta región es única, último bastión de influencias de la cultura incaíca, del Valle para el Sur se venían los Pehuenches Bravos, en Tupungato se instalaron los Jesuitas, y a pesar de la gran aislación que sufrían y de los climas extremos que comentaba, la región se convirtió en una excelente productora de Nogales y Papa, luego vendría la vid y por fin, cuando llegó el FC a principios de 1900, las bodegas comenzaron a surgir. Hoy Tupungato es una de las zonas más pujantes en la instalación de viñas y bodegas, cada vez se van más arriba, y uno sabe que no es tanto por el clima que buscan esas alturas, sino más bien por el agua.
En poco tiempo vamos a comezar a oir de viñedos en Mendoza a más de 2000 mts snm, algo impensable hace apenas un par de décadas, el cambio climático se siente y Tupungato está encargada de producir los vinos del futuro, no por nada encontramos a Catena, Freixenet, Codorniú, Rutini y unos cuantos más instalando viñedos y buscando más tierra, la región fué, es y será una las zonas mas prometedoras para la vid de Mendoza y el mundo. En esta edición conoceremos tres dignos exponentes tupungatinos.
1ra Parada: Sophenia
Si hay un enólogo que me alucina por como trata la fruta a la hora de vinificar es Matías Michelini, y si hay una variedad de uva que me gusta por lo afrutado que son los vinos es la Chardonnay, agregale los 1200 mts de altura, una estadía en barrica justa y necesaria y obtenemos uno de los blancos más ricos de la Argentina. Sophenia es una bodega relativamente nueva. Uno de los propiearios, Roberto Luka, fué gerente en Finca Flichman, cuando esta bodega compró fincas en Tupungato, eso fué a mediados de los 90, él compró particularmente unas tierras enfrente, instalaron un viñedo y años después se construyó la bodega, esto es importante, ya que la viña necesita de casi 10 años para instalarse en la tierra y dar fruta de calidad para conseguir buenos vinos. En muchos casos observamos que la viña y la bodega se instalan simultáneamente y se pretende hacer vinos de alta calidad con viñas demasiado jóvenes. Los resultados son estrambóticos. Malbecs que todavia no tienen sabor a Malbec, crianzas en barricas que no dejan más que gusto a madera, en fin, la ansiedad no es buena consejera en esta industria, como en muchas otras cosas también. Y Matías es muy especial, miren esto, el cosecha la uva, por ejemplo en Marzo, obtiene el mosto, ese jugo de uva tan preciado y lo deja en un tanque casi congelado, y sigue cosechando, y sigue enfriando, cuando termina de cosechar toda la viña, comienza a fermentar cada uno de los tanques en el momento apropiado que el piense, genial. Durante ese lapso de tiempo que puede llegar a varias semanas en una situación crio-estacionaria, el mosto se transforma en una especie de crema frutal que dará, luego de la fermentación, un vino exquisito, con aromas profundos e intensos. El Chardonnay criado en Barrica de Roble que van a degustar es uno de los exponentes más francos de ésta variedad no sólo del Alto Valle de Uco, me atrevería a decir de la Argentina, un vino complejamente aromático, fresco y cremoso en boca, con una estructura casi minimalista pero que se me antoja muy duradera, un Chardonnay memorable que, aunque me digan que hace frío para ese tipo de vinos, les aconsejo que no lo enfríen demasiado, o que lo saquen de la heladera una media hora antes, digamos que en los 14°C es una delicia. Gastronómicamente es versátil, pescados casi todos, salvo un Atún grillado va bien con cualquier anfibio, mariscos es lo ideal, con unos Langostinos al ajillo es divino, obvio que el Sushi es su salsa pero se me ocurren unas ancas de Rana con crema a la mostaza, quesos de cabra frescos tipo Crottin, un placer, aves light, perfecto.
2da Parada: Andeluna Cellars
Es fácil imaginar el tipo de proyecto que puede crear a la hora de instalar una bodega el former owner de Pepsico y creador de las papas Lay´s, Mr. Ward Lay, uno de los primeros grandes “enamorados” de la patagonia junto con Ted Turner. Está todo calculado señoras y señores, nada más. Los viñedos son un jardín, las instalaciones Hi Tech, los espacios para Turismo y Gastronomía perfectos, la arquitectura acorde, los Recursos Humanos de 1ra, el timing OK, los Mercados globales, en fin, el resultado obvio de un gran estudio y análisis de mercado previo, y encima los vinos son muy buenos, listo.
Vecina de Sophenia, aunque un poco mas jóven, los viñedos son mucho más antiguos que los de la anterior, ya que eran parte de las antiguas fincas de la Familia Reina, una parte de los ilustres Reina-Rutini de Maipú, esos viñedos ya eran algo especial en mis primeros viajes a la región, y el enólogo Silvio Alberto es un profesional muy serio y respetuoso de lo que ofrece la viña y la tierra, así que podemos estar tranquilos por un par de años, ya que ha pasado a ocupar el puesto de gerente en la recién inaugurada Diamandes, parece que vamos a poder volver allí. Como les decía, Silvio es un considerado con el terroir, no es invasivo, así que gracias a ello podemos disfrutar de una franqueza absoluta en los orígenes de los vinos. No los quiero definir como vino de Terroir, una denominación que se está manoseando demasiado en estos tiempos, pero la bravura que les comentaba al principio se manifiesta muy bien en los vinos de la línea reserva, el Merlot es el típico exponente de estos lugares, pero de alguna manera amansado por la crianza en barrica y algún tiempo en botella, entonces se puede observar sin agresiones esos aromas de frutas salvajes con toques de finas hierbas jugando con los tostaditos de la madera y unos rastros minerales en boca que incluso generan un toque de dulzor en la segunda probada, eso si, se agarra a la boca, persistencia importante, esto me dice que son vinos para tomar de manera pausada, no es el típico vino de asado que tomamos como si tuviese soda, comidas de aromas finos e intensas, unas ricas perdices rellenas con sus salsas de hierbas varias, ese tipo de volatería combina muy bien, para las costillas de chanchito es un espectáculo, un Chucrut ahí por favor!! En fin, un Merlot con todas las letras, que a pesar de venir de una de las regiones más extremas de Mendoza se hace respetar de tanta amabilidad. En toda la línea reserva se observan esas particularidades, lo único que espero es que los sucesores de Silvio sigan con esta “filosofía” de producto y sigamos disfrutando por mucho tiempo de los vinos de esta bodega.
3ra Parada: Altus
Bueno, nos fuimos para arriba, Altus se encuentra a 1150 metros de altura, los viñedos incluso más altos, y ya que seguimos subiendo nos vamos a ir con las gamas más altas, tal como les decía, a más altura más bravura y si no le damos tiempo y madera los vinos se vuelven como la tierra donde están implantadas las viñas, aquí las viñas estan plantadas literalmente en las piedras, y los vinos jóvenes se tornan medio “duritos” en boca, eso si, los blancos son algo muy especial, en toda esta zona tenemos Sauvignon Blanc y Chardonnay que quitan el hipo, pero ya los probaremos cuando se acerquen los veranillos. Altus está instalada en una de la más antiguas bodegas de Tupungato, como las que comentaba en ediciones pasadas, tanques de mampostería con la pátina del tiempo impresa en sus paredes, aunque fué totalmente reciclada y puesta a nuevo a fines de los 90, equipos de molienda y bombas, tanques de acero, equipo de frío, vamos, que le pusieron todos los chiches. Al principio les costó amansar esa uva brava y tardaron unos cuantos años en aprovechar a pleno los frutos que producían los viñedos maduros que posee la bodega, y siempre los tuve como una 2da opción, ahora bien, cambiaron, y cambié la opinión cuando comenzaron a presentar las nuevas lineas de vinos que con más crianza y paciencia estuvieron elaborando, los resultados son óptimos, una gran intensidad sin caer en agresiones, aromas muy complejos debido a las crianzas en madera más duraderas, el Gualtallary Blend pasa casi 24 meses en barricas, y el corte de Malbec y Cabernet Sauvignon está muy bien logrado, fundidos y sin peleas, es muy agradable mantenerlo en boca, no es un vino pesado, es gordo pero no presenta signos de sobremaduración ni de alcoholes cáusticos, creo que es un excelente vino para estibar y esperar por lo menos 5-7 años, aunque no tengo por que esperar, hoy se puede tomar y las sensaciones son excelentes. No se me lo vayan a tomar comiendo un pancho, es lo único que pido, cuando se habla de vinos de U$D 50 o más la idoneidad a la hora de abrirlo es muy relativa, hay veces que uno está con amigos y tiene ganas de tomarlo, perfecto, ahora si, traten de tener algunos frutos secos, o unas frutas desecadas que es ¾ de lo mismo, lo que si me gustaría es que observen los cambios aromáticos que da el vino a través del tiempo, y lo mejor sería en copón grande, lo sirven, lo agitan con movimiento somelieril, lo dejan reposar un minuto, después de ese minuto acercan el apéndice nasal al borde de la copa e inspiran de manera larga y suave, encontraran una galería de aromas muy diferentes de una sola olisqueada, pruébenlo, ya me dirán.
Featuring A
Callejón del Crimen Petit Verdot 2008, Finca La Luz, Villa Seca, Tunuyán, Valle de Uco, Mendoza.
Recuerdo cuando presentamos el Sangiovese de Finca La Luz, y hasta el día de hoy se que quedé en deuda para que puedan comprender por qué esta bodega me gusta, aquel vino era para que puedan probar un poco de la historia del Valle de Uco, recuerdo también que les comenté acerca de la linea Callejón y sus orígenes, este mes quiero que disfruten uno de los vinos más completos de la bodega. La Petit Verdot es una variedad originaria de Bordeaux, se la denomina de ciclo corto, ya que al ser el fruto bastante pequeño madura más rápido que sus compañeras omnipresentes la Cabernet Sauvignon y la Merlot, su importancia estriba en que se hace muy difícil que no madure, entonces es como la variedad de backup para alcanzar grados de alcohol interesantes, recuerden que el clima de esta región es tan mañoso que es difícil encontrar los grados de alcohol a los que estamos acostumbrados en la Argentina y es así como gracias a nuestro clima, una variedad “oscura” y de 2da linea en Francia, llega a desarrollar vinos de sensaciones excelentes, intensos, agradables y complejos, yo creo que esta variedad algun día nos dará tantas alegrías como la Malbec. La crianza se da en “pipones” de roble del Este de Europa, ellos tienen capacidades mayores que las barricas por lo tanto la cesión de sabores por parte de la madera es más sutil y amable, hay pocas bodegas con viñedos propios de Petit Verdot, Finca La Anita y Luigi Bosca fueron pioneras, espero que disfruten de este espécimen de una variedad poco conocida pero muy sabrosa, verán un color muy profundo y brillante, aromas vinosos, ni mucha fruta ni tanta madera, el paso del tiempo lo lleva a aromas más oscuros, a paisajes mas boscosos, muy rico vino para recordar a través de los olores, en boca es de una intensidad mediana, con una frescura franca y persistente, el alcohol acompaña sin calentar demasiado la boca, y los taninos son suaves, ni amargos ni ásperos, persistencia agradable y te dan ganas de más. Se me ocurren infinidad de pastas y salsas para que acompañe, desde simples spaguetti con salsas cremosas y “heavys” como una Carbonara, o unas potentes lasagnas invernales, o delicadas pastas rellenas con salsas sutiles de mantequillas y hierbas varias, o simplemente unos bocados de queso grana bañados en aceite de oliva y romero, realmente un vino versátil, bienvenido en cualquier momento y situación, espero poder haber saldado la cuenta de La Luz cone este ejemplar, no sea cosa que nos quedemos a oscuras, cualquier cosa me comentan.
Featauring B
Antucurá Blend Selection, Bodega Antucurá, Vista Flores, Tunuyán, Valle de Uco, Mendoza.
Recuerdan el Barrandica Blend? Un muy rico vino de una jóven bodega “garage”, bueno, éste término se está utilizando mucho, primero fué la bodega “boutique”, definida como una mini bodega premium donde la arquitectura y el diseño de interiores eran parte importante del producto. Las bodegas garage son bodegas-taller, en donde lo importante es el diseño del vino, un vino casi personal ya que los cuidados por parte del enólogo son intensos y se dan desde la viña hasta el corte final. Aquí el enólogo se convierte en un visionario, ya que crea un producto en su mente, normalmente algo “radical”, y trata de llevarlo a la realidad a traves de acciones en el viñedo y en la bodega, es decir, las partidas son tan pequeñas que podríamos decir que de verdad el enólogo ha conducido todo el proceso y ha “construido” en detalle las sensaciones que otorga al beberlo, éstas sensaciones me gusta definirlas como de “impacto”, concentraciones importantes de color, aromas muy intensos, y bocas voluminosas, es como que se te quedan pegados en el paladar por un largo rato, y están ricos, el tema es el momento idoneo, más allá de que si es un varietal o un blend como es este el caso, no son vinos para el mano a mano, mínimo tres personas, máximo cinco, fiambres bien potentes y quesos profundos, una rica botella de agua mineral para cada uno y mucha parsimonia, pequeños sorbos con largas estadías en boca, evaluación aromática constante, pan y agua a discreción, y estoy seguro que ese momento jamás abandonará la memoria sensitiva de cada uno de ustedes. En este caso en particular, las pocas barricas francesas llenas de Merlot y Cabernet Sauvignon se unieron en una proporción de 60-40, bien a lo Médoc, la pequeña zona en Bordeaux fecundadora de vinos históricos, que son los vinos que más le gustan a nuestro querido Michell Rolland, él es el encargado de esta visión tan particular de los viñedos que poseen los propietarios de este pequeño taller de vinos en el Valle de Uco, debo reconocer que a pesar de andar dando vueltas al planeta continuamente es una persona con una gran devoción por este hermoso y fértil Valle, particularmente es uno de los vinos más lógicos que le conozco elaborado en estas latitudes, y tal vez estemos frente a un vino con un futuro mítico, y se convierta en un vino de “culto”, con listas de espera a lo “Bulli”, precios exorbitantes, y la palabra “Extraordinary” firmada por Mr. Robert Parker pegada en los hombros de la botella, tal vez...